viernes, 11 de mayo de 2012

Reparto de culpas

"Cuando escuchaba la palabra “federalismo” inmediatamente mi mente se trasladaba a un libro “x”, y pensaba que este tema sólo era teoría. ¡Qué equivocado estaba!"

En estos tiempos de campañas electorales, he visto la costumbre de los distintos niveles gobiernos en repartir culpas de los grandes problemas que aquejan a nuestro país a otras dependencias o niveles de gobierno. Ejemplo, en problemas de educación, salud y seguridad, el Gobierno Federal acusa a los Gobiernos Locales de falta de eficiencia en escuelas, hospitales y policías. Por su parte, los Gobiernos Locales aseguran que es responsabilidad del Gobierno Federal la situación que impera en estas materias. ¿Quién tiene la razón?

La verdad es que, hoy en día, resulta imposible salir de este círculo vicioso, máxime si estamos en tiempos electorales. Pero parte fundamental para que este escenario reine es la falta de información por parte de los ciudadanos. Si la ciudadanía estuviera enterada de las funciones que tiene el gobierno federal, estatal y municipal, sería totalmente improductivo montar este juego y reparto de responsabilidades por parte de servidores públicos. El problema está, precisamente, en la carencia de esta información y sobre todo, que los servidores públicos más allá de preocuparse por explicar las obligaciones de cada gobierno, sólo se empeñan por ganar este juego, sin importar el uso de un sin fin de mentiras, apostando a la desinformación y calumnias.

Si en verdad deseamos salir de este escenario de reparto de culpas, pero sobre todo, de este escenario de estancamiento en materia de educación, salud, seguridad, y todo los necesario para lograr un desarrollo económico sostenido, es importante explicar, primeramente, cómo está constituido nuestro modelo del federalismo mexicano, cómo surgió y cómo evolucionó, pues considero que es de aquí, donde se deriva todo el problema. ¿Por qué lo pienso así?

Porque el federalismo, per se, supone entidades políticamente autónomos, con gobiernos también autónomos (y es por ello que se da pie a este reparto de responsabilidades del que hablamos) que de trabajar y funcionar adecuadamente, nunca se daría oportunidad a este problema que ahora vemos de reparto de culpas.

Lo que sucede es que nuestro federalismo no funciona. Un verdadero federalismo emana porque las “partes” buscan la unidad para el desarrollo de acuerdos y ayuda mutua. Empero, el federalismo mexicano comenzó al contrario: La “unidad” (el gobierno centralista de la época del siglo XIX) creó las partes debido a dificultades de gobernanza (en grandes espacios de territorio como el de México, con culturas y características distintas en cada zona del país, resulta imposible gobernar eficientemente desde el centro). De aquí el primer problema: En un verdadero federalismo, los Estados deben delegar funciones y facultades al poder federal; sin embargo, en México, fue el Gobierno Federal quien anteriormente delegaba funciones a los gobiernos estatales, bajo la vestimenta del poder legislativo, que al final del día, sólo obedecía al presidente.

Ahora bien, todo sistema federalista se debe surgir de tres apartados:
1. Unión de Estados
2. Autogobierno
3. Distribución de competencias.

¿Cómo surgió el federalismo en México? El federalismo mexicano inició su función (gestándose en 1857) puramente por presiones políticas en las distintas regiones que integran nuestro territorio, y no como una estrategia de desarrollo de país. A tal grado que, en su inicio, el federalismo mexicano se disfrazó de “Gobiernos Autónomos Estatales” que realmente no eran sino delegaciones del Gobierno Federal (únicamente para calmar represiones en las regiones respecto al gobierno central de aquellos tiempos). Con una carencia de democracia total.

Por ello, antes de 1989, se pensaba que el federalismo mexicano no funcionaba porque no existía democracia (los Gobiernos Locales trabajaban para el presidente y no para los ciudadanos). Pero años más tarde la democracia llegó (dicho sea de paso, las primeras alternancias se gestaron en Gobiernos Locales) y ahora los Gobiernos Locales ya no trabajan para el presidente ni necesariamente están en sintonía política con el Gobierno Federal, y aún así, el federalismo mexicano continua siendo ineficaz. ¿Por qué?

El problema fundamental es que nunca ha existido un acuerdo para el federalismo mexicano, un consenso para determinar precisamente el punto tres de la lista anterior: el régimen de competencias, vamos, las responsabilidades de cada nivel de gobierno.

El régimen que ahora impera, se fue gestando por políticas coyunturales, por una línea histórica accidentada. El régimen de competencias se ha hecho en función de clientelismo político y no estratégico en busca de gobiernos eficientes; lo que resulta una dinámica política improductiva y populista. Hoy existe el problema generalizado de que todos los niveles de gobierno hacen de todo y nadie se hace responsable de nada. ¿Como llegamos a esto?

Todo lo anterior es causa de la evolución del modelo mexicano. Si la forma en cómo inició y se gestó el federalismo mexicano fue equivocado, su evolución ha sido pésimo. La falta de claridad de competencias es causa del mal federalismo que tenemos.

México pasó de tener un federalismo dual: donde una norma, facultad o competencia que tenía el gobierno federal, no podía tenerlo otro nivel de gobierno; a un federalismo operativo: donde se le otorga facultades concurrentes a todos los niveles de gobierno. Gracias a las reformas de nuestra constitución, ahora a excepción de las relaciones exteriores y uso del ejercito, todo lo demás es concurrente (seguridad pública, cultura, educación, medio ambiente, vivienda, salud, deporte, programas sociales, etc.)

Estas normas concurrentes, intrínsecamente no son malas, el problema está que no han sido adecuadamente comprendidas por los servidores públicos y además, institucionalmente aún presentan muchas lagunas.

El federalismo ha evolucionado hacia un modelo simétrico, es decir, todas las entidades federativas tienen las mismas facultades (sin importar que se encuentre ubicado en el norte, centro, sur, occidente, costa, frontera, con “x” o “y” estructura social, económica etc.). Y por su parte, los municipios (entre ellos) también tienen responsabilidades por igual. Constitucionalmente los gobiernos locales son iguales. Suena bien, pero no es práctico.

El problema se hace palpable cuando los estados no tienen la misma capacidad financiera o en infraestructura para ofrecer servicios y hacer frente a sus responsabilidades por igual. ¿Cuál es la solución?

La solución debe ser El Federalismo Asimétrico. Un federalismo asimétrico se gestará cuando se establezcan promedios mínimos de calidad en la oferta de servicios públicos. Si dichos servicios estatales están por debajo del estándar de calidad, entonces es cuando debe entrar la federación para prestar estos mismos servicios a la ciudadanía. Y es un sistema que debe imperar en todos los ámbitos: educación, seguridad, salud, ambiental, etc.

Sin embargo, lo anterior obliga a emprender un cambio institucional en el régimen de competencias para cada tema público (educación, seguridad, salud, ambiental, etc.), pero ahora desde esta perspectiva de federalismo asimétrico.

Por supuesto que cada tema tiene sus propias características y por ello es que en la siguiente entrega comenzaremos por el régimen de competencias en materia de educación, contestando básicamente lo siguiente:

¿Cuál es la responsabilidad del gobierno federal, estatal y municipal en materia de educación?
¿Qué se puede hacer para mejorarla?