jueves, 30 de septiembre de 2010

LA POBREZA y su percepción teórica

Sin fundamento Teórico no hay Política Pública eficiente.

Sin Política Pública, no se elimina la pobreza.

A lo largo de la evolución de la teoría científica social, también ha evolucionado el concepto de “Pobreza”, y antes de personalizar un concepto al respecto, es necesario hacer una síntesis de cómo ha cambiado dicha definición.

Instituciones como PNUD, se han encargado de internacionalizar el concepto de Pobreza, definiéndola como:

“Pobreza absoluta: la falta de ingreso necesario para satisfacer las necesidades de alimentación básicas. Estas últimas se suelen expresar en términos de requerimientos calóricos mínimos.
Pobreza general o relativa: La falta de ingreso necesario para satisfacer tanto las necesidades alimentarias básicas como las necesidades no alimentarias básicas, tales como vestido, energía y vivienda” (eumed).

Por su parte, el Banco Mundial “calcula líneas de pobreza internacionales de $1 y $2 en términos de la Paridad de Poder de Compra (PPC) donde la PPC mide el poder de compra relativo de las monedas de los países. De esta manera, las líneas de pobreza se expresan en una unidad común para todos los países. Se consideran en pobreza absoluta todas aquellas personas que viven con menos de $1 diario y en pobreza relativa aquellas que viven con menos de $2 diarios” (eumed).

Ahora bien, hoy en día, existe un debate para determinar la mejor forma de medir la pobreza, pues se piensa que el nivel de ingreso no debe ser el indicador principal para medirla. Autores reconocidos en el tema como, Amarty Sen afirma que “no hay una correspondencia estrecha entre 1) la pobreza vista como escasez del ingreso, y 2) la pobreza vista como incapacidad para satisfacer algunas necesidades elementales y esenciales. De manera que la pobreza no debe medirse sólo según el acceso a bienes materiales y sociales. Es necesario que los individuos tengan la capacidad de utilizarlos eficazmente, que les permita ser libres para procurarse su bienestar”.

Sen afirma que “la conversión del ingreso en capacidades básicas puede variar de manera significativa entre los individuos, ya que está afectada por variables sobre las que una persona puede tener escaso o ningún control, como son la edad, el sexo, la localización y la epidemiología. Por ejemplo, dos individuos, uno joven y el otro anciano, pueden tener el mismo ingreso, pero al segundo se le hace más difícil convertir el ingreso en capacidad y podría requerir más ingreso (para medicinas, prótesis) con el fin de alcanzar los mismos funcionamientos” (eumed).

Entonces, dicho debate llevará, probablemente, a un cambio en la percepción de medición de pobreza, donde la variable principal no sea el nivel de ingreso, sino la capacidad del individuo para vivir el tipo de vida que valora. Aunque a opinión propia, ésta visión complicaría aún más un generalización y aceptación de indicadores y variables para poder medirla objetivamente a nivel mundial.

Para mi, la pobreza es: la falta de capacidad de la persona para satisfacer sus objetivos y metas de vida, lo que lleva a un estado de desánimo, depresión y baja autoestima.

Quizá, el anterior concepto que establecí deje de lado muchos aspectos que para otra persona sea importante agregar. Pero considero que, hoy por hoy, la pobreza no se debe medir sólo con el nivel de ingresos monetarios que se tenga, creo que esto es solamente una consecuencia de la falta de capacidad de una persona para superarse, o en dado caso, de la falta de oportunidades de desarrollo para la persona que el mismo sistema económico y las relaciones sociales de producción han generado. Entonces, la baja remuneración es una consecuencia de, mas no una causa de, por lo que, a opinión propia, no debe ser el punto de referencia y mucho menos, el indicador central de la pobreza.

Como ya mencioné renglones arriba, lo complicado será establecer indicadores objetivos y de aplicación universal para medir esa “falta de capacidad de las personas para satisfacer sus objetivos de vida”. Un buen punto de partida, sería establecer indicadores de acceso a la educación, a la salud, a oportunidades de trabajo, a un hogar con servicios públicos, a lugares de esparcimiento y recreación, a la práctica de creencias religiosas, a bienes y servicios de calidad etc. Los cuales, se supone, ofrecen toda una serie de coyunturas y competencias para tener la capacidad de desarrollo.

Definitivamente, creo que aún faltarán muchos años de debate para que exista una convergencia en el tema, sin embargo, estoy cierto, que el paradigma de medir la pobreza con base en el ingreso monetario, cada día está más lejos y pierde mayor credibilidad; acción que celebro, pues considero que ésta manera de medir la pobreza, carecía de muchas perspectivas y visiones más importantes y más realistas de la pobreza como tal.

Termino con lo siguiente: Dos personas que tienen el mismo ingreso monetario, no tendrán el mismo nivel de pobreza, pues seguramente, las capacidades de satisfacer sus objetivos serán distintas, e inclusive, los propios objetivos serán distintos, por lo que la forma de vivir entre ellos, también será diferente.

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