sábado, 6 de diciembre de 2014

Importancia de los municipios para el desarrollo del país

A lo largo de la teoría de desarrollo económico han surgido distintos enfoques que intentan establecer los mecanismos de desenvolvimiento regional. Una de estas tendencias son aquellas corrientes que hablan de la importancia que tienen los sistemas productivos locales.

Giacomo Becattini y Antonio Vázquez Barquero han sido los autores encargados de revivir la importancia de los procesos de producción local, no solo como alternativa de organización empresarial frente a las grandes producciones en serie y estandarizadas de las grandes empresas multinacionales, sino también, como una forma viable y eficiente de alcanzar el desarrollo económico.

Becattini, mediante la explicación de los surgimientos y desarrollo de los llamados Distritos Industriales Marshallianos, en un contexto de postguerra, expone cómo la base desarrollo local en comunidades de Italia se logró a través de la conformación de estructuras productivas a partir de aglomeraciones de pequeñas empresas artesanales, talleres, trabajo domiciliario, producción familiar etc. que conjugadas con relaciones de intercambio emanadas sobre todo por una “moralidad comercial” representadas en conceptos de confianza y cooperación, se alcanzó consolidar un desarrollo local impulsado por la propias características de cada localidad y por demandas de productos diferenciados y personalizados.

Vázquez Barquero, por su parte, retomando también características intrínsecas del individuo como la calidad de sus valores y conocimientos, pondera a su vez características propias del territorio en función de su capacidad para promover el desarrollo diversificado a partir de sus propios recursos. Combinaciones entre las características del individuo y del territorio conforman instituciones y sistemas productivos locales generadoras de acumulación de capital e innovaciones ancladas a las condiciones del propio espacio local.

Así, es a partir de estas dos ideas como se consolida la visión del desarrollo endógeno, entendida como la capacidad del territorio para ahorrar e invertir los beneficios generados por su actividad productiva en el propio territorio y promover el desarrollo diversificado de la economía con base en sistemas productivos locales que reúnan un conjunto de factores, que permitan a las economías locales  y regionales emprender vías diferenciadas de crecimiento. Es en este contexto donde las políticas industriales regionales tienen gran importancia.

Entonces, básicamente se puede afirmar que es en función de la eficiencia de las ciudades y las particularidades de la cultura y comportamiento de la sociedad local como se pueden consolidar los sistemas productivos locales, impulsados por estrategias de políticas industriales diferenciadas en cada región. Ahora bien, tratando de hacer un ejercicio metódico para llevar todas estas ideas de desarrollo endógeno al contexto de México y a su aplicación en cada una de las regiones de la república mexicana, considero que es indispensable identificar los cuellos de botella que podría tener la economía mexicana para consolidar en la práctica cada uno de los estatutos y premisas que trae consigo la teoría del desarrollo endógeno.

En este sentido, uno de los obstáculos que identifico es la capacidad institucional del Gobierno. La teoría del desarrollo endógeno establece fuertemente la importancia de políticas públicas de desarrollo regionales, estructuradas de abajo hacia arriba, para la generación de ciudades eficientes y estrategias de desenvolvimiento diferenciadas en cada región, según sus propias características. Sin embargo, si se desea consolidar ciudades eficientes y políticas industriales de abajo hacia arriba, entonces, la estructura constitucional y jurisdiccional de México dicta que se debe girar la vista a los gobiernos municipales. Institucionalmente éstos son los encargados de la planificación urbana y de la prestación de servicios públicos urbanos en cada una de las ciudades. Por tanto, en México, la eficiencia de las ciudades depende de los gobiernos locales.

Hablar de gobiernos municipales es visualizar un nivel de régimen totalmente heterogéneo y diversificado. No obstante el municipio toma mayor importancia en el desarrollo del país en esta visión del desarrollo endógeno, en función del grado de competitividad a la que logran desarrollar sus ciudades. Hoy en día los inversionistas canalizan su capital e inversión a partir de aspectos de mercado, estrategias empresariales y ventajas competitivas del territorio. Y en este escenario, el gobierno federal, constitucionalmente, es sólo un espectador más.

A tal grado que considero, inclusive, que el rezago de los gobiernos municipales, entre otros factores, es un determinante importante y explicativo de que México crezca a un nivel mucho menor que otros países. Economías desarrolladas consolidaron gobiernos de aproximidad fuertes y eficientes, que son en gran medida, causas del desarrollo sostenido que han presentado estas naciones. Francia e Inglaterra son ejemplos positivos, desde mi punto de vista, de que la descentralización y el fortalecimiento de los gobiernos locales son aspectos fundamentales para el desarrollo endógeno.

México tiene aproximadamente 2,400 gobiernos municipales, no obstante Francia, con una extensión territorial aproximada al estado de Chihuahua, tiene 36,000 gobiernos locales (comunas) los cuales tienen una alta cultura de asociación y cooperación para casi todos los servicios básicos de las ciudades. En México resultaría hoy en día poco menos que imposible generar una descentralización así debido a las trabas institucionales y limitaciones en estructura. Lograr políticas económicas estructuras de abajo hacia arriba y políticas industriales regionales eficientes exige un poder institucional y planes de largo plazo ordenados y efectivos. No obstante, no existe en México condiciones políticas e institucionales para que los planes municipales a largo plazo sean efectivos.

Las administraciones de los ayuntamientos son muy cortas y la ley no permite a los presidentes municipales comprometer los recursos de sus municipios fuera de su tiempo de administración ¿Así cómo se pueden efectuar políticas industriales locales de largo plazo con infraestructura importante emanadas de abajo hacia arriba? Lo anterior sin considerar aún la heterogeneidad en gobierno locales en función de las diferencias de equipamiento y de capital humano que tiene cada uno de éstos.

Ahora bien, esta heterogeneidad puede contrarrestarse si existieran acuerdos intermunicipales para el ofrecimiento de servicios públicos compartidos. Sin embargo, no hay una cultura de asociación municipal, pues existen muy pocos gobiernos metropolitanos intermunicipales. Sin acuerdos entre gobiernos municipales y estatales ¿cómo emprender políticas económicas regionales?

Como punto de partida para salir de este entramado político-económico considero dos aspectos importantes: acción pública y desarrollo de las superestructuras. Acción pública entendida como la vinculación del gobierno con la sociedad (entre ésta, los empresarios) para responder a los problemas de las ciudades. Es claro que el gobierno municipal no puede solo, entonces la participación ciudadana con base en la conformación de redes de actores (ciudadanos, empresarios, y servidores públicos), puede ser un inicio de cooperación eficiente que poco a poco mejore la competitividad del territorio.

Generar redes de actores o acción pública no es fácil y no se logra en el corto plazo. No obstante una vez consolidada, ésta no depende de los cambios de gobierno ni de la estructura constitucional; entonces, se estaría en condiciones de planificar a mediano y largo plazo. Ahora bien, en el mediano plazo, considero que dicha red de actores debe evolucionar a una figura institucional anidada en los institutos municipales de planeación, que desde mi punto de vista, puede ser un mecanismo para generar y estructurar política pública local de largo plazo que no esté en función de cambios de administraciones o alternancia política. El objetivo sería que dichas organizaciones ciudadanas se consoliden a tal grado que los costos políticos de hacerlos a un lado o quitarlos por parte de las administraciones municipales vigentes, sea alto.

En esta línea, no se puede lograr todo lo anterior expuesto si no existe una modificación y una transformación en las llamadas superestructuras, en la visión de Marx. Es necesario que la sociedad, tal como lo postuló también en su obra Vázquez Barquero, esté abierta a cambiar todas aquellas actitudes que limiten la cooperación para alcanzar el desarrollo endógeno. Y ello se logra institucionalizando cultura organizacional y emprendedora a partir de mejoras en la educación. Al final de cuentas, las instituciones son hechas y manejadas por los ciudadanos, por las personas. Entonces se debe trabajar con el individuo para lograr una transformación institucional. Una premisa de la corriente neoinstitucional expuesta en la obra de Douglass C. North dice que, la diferencia entre un país desarrollado y uno subdesarrollado está en la calidad de sus instituciones.

Acumulación de capital, inversión en investigación y desarrollo, difusión de innovaciones, consolidación de distritos industriales, sistemas productivos locales competitivos, ciudades eficientes y factores territoriales, son conceptos que la teoría económica establece como las claves de desarrollo económico, en sus diversas perspectivas. Debe pensarse entonces como conjugar y hacer operativo cada uno de los conceptos antes señalados dentro de las características institucionales de cada país.

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